Del 11 al 16 de este mes, exalumnos, docentes y familias protagonizaron la Misión de Semana Santa en barrio Capra, marcando una experiencia profunda y significativa tanto para ellos como para la comunidad local. Este encuentro, que reunió a 44 misioneros (llegando a ser 50 en ciertos momentos), se centró en compartir y construir puentes de solidaridad y fe. (VER FOTOS)
Del 11 al 16 de este mes, exalumnos, docentes y familias protagonizaron la Misión de Semana Santa en barrio Capra, marcando una experiencia profunda y significativa tanto para ellos como para la comunidad local. Este encuentro, que reunió a 44 misioneros (llegando a ser 50 en ciertos momentos), se centró en compartir y construir puentes de solidaridad y fe.
Las actividades comenzaron con un oratorio del 12 al 15 de abril, donde los misioneros, junto a los integrantes de la comunidad educativa, lograron reunir a 135 niños y adolescentes en inspiradoras jornadas de reflexión y juego. El domingo de Ramos se celebró Misa en la capilla juanto a la comunidad, un momento de unión y espiritualidad que resonó en todos los presentes.
Una de las experiencias más enriquecedoras de esta misión fue la interacción con las familias locales. Los misioneros, junto a varios voluntarios, recorrieron los hogares compartiendo charlas y entregando más de 40 canastas de alimentos como símbolo de apoyo. Además, se distribuyeron mantas térmicas aislantes a 16 familias, mejorando las condiciones para hacer frente al invierno que se aproxima.
Otro gran evento fue el fogón, el cual se transformó en un festín comunitario compartiendo 270 porciones de guiso, convirtiendo la cena en un cálido encuentro familiar. La misión dejó una profunda huella de gratitud en los corazones de quienes participaron.
Cada "gracias" intercambiado, cada sonrisa compartida y cada momento vivido en comunidad resaltan la esencia de esta misión: construir una iglesia viva, solidaria y fraterna que comparte el mensaje de Jesús de manera sencilla y cotidiana. Gracias a todos los involucrados, esta experiencia de Semana Santa no solo preparó el camino hacia una Pascua de Resurrección, sino que también dejó una marca indeleble en el corazón de Capra.